La pregunta ¿Vale la pena invertir en promoción y prevención en salud? Se ha postulado por muchos años y en distintos escenarios. Sin embargo, pocos sistemas e instituciones han pasado de formularse la pregunta a la acción. En este artículo queremos exponer la importancia de la inversión en promoción y prevención en salud.
Cambio de foco
Necesitamos un cambio en los servicios de salud, quitando el foco único hacia tratamiento de la enfermedad y aumentando la importancia de la promoción de la salud y la prevención de enfermedades. Para ello, tenemos un gran reto por delante.
Por un lado, superar la idea que se ha instaurado en las comunidades de que la promoción y prevención en salud se limitan a acciones desarticuladas que tienen un alcance limitado y es percibido por la comunidad como un conjunto de:
- Encuestas
- Inmunizaciones
- Charlas
- Recolección de firmas
Las cuales no generan cambios reales en la calidad vida ni en el proceso de salud-enfermedad.
Por otro lado, comprender que la promoción de la salud debe posicionarse para lograr cambios estructurales de la sociedad. Estos cambios realizados en tres niveles de influencia, como lo mencionamos anteriormente en el artículo “Cambiemos la Conversación en Salud”:
- Mediante la activación a nivel individual.
- La construcción de comunidades y ambientes que faciliten la adquisición de estilos de vida saludables.
- La construcción de un sistema de salud enfocado en promoción de la salud y la prevención de las enfermedades.
Imagen 1. Niveles de influencia para realizar cambios en salud. Fuente: Lovehumankind
Los determinantes de la salud y la inversión de los recursos
En lo que se refiere a la construcción de un sistema de salud, es necesario revisar en dónde se realiza la inversión de los recursos. Desde 1974 se ha venido planteando la importancia de redistribuir dichos recursos, esto a través del documento: “A New Perspective on the Health of Canadians: a Working Document”, más conocido como el Informe Lalonde. En éste, se hace un análisis de cuál es el impacto de las medidas sanitarias en la salud de la población vs la inversión sanitaria llevadas a cabo en Canadá. Para ello, consideraron cuatro variables:
- Estilo de vida
- Medio ambiente
- Organización de la atención de la salud
- La biología humana.
En la Imagen 2, se observa la importancia relativa que tiene cada una de las variables en la salud pública. Estas proporciones son consecuencia del análisis epidemiológico de los problemas de salud prevalentes en Canadá. Y se presenta cómo era la distribución de los gastos del sector sanitario en Canadá en 1974.
Podemos ver que aunque los estilos de vida y el medio ambiente son los determinantes de salud más importantes, la inversión en salud es en su mayoría asistencial, mientras que la inversión en estilos de vida y medio ambiente, grandes componentes de la promoción y prevención en salud, es mínima.
Imagen 2 Informe Lalonde. Fuente: https://www.scielo.sa.cr/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0001-60022009000200002&lng=en&tlng=es.
De igual manera, en 1976, Alan Dever estableció la relación entre el porcentaje de influencia en la reducción de la morbimortalidad de cada uno de los factores y el porcentaje de recursos de invertidos a cada uno de estos determinantes en el sistema de salud de los Estados Unidos.
Imagen 3 Informe Dever. Fuente: https://slideplayer.es/slide/3809296/12/images/7/Estado+de+salud%3A+determinantes.jpg
Como se puede observar en los gráficos anteriores, los gastos para la asistencia sanitaria eran muy superiores a las otras variables, y no iban en concordancia con la proporción del efecto relativo que representaban para la salud pública. De igual forma, la inversión en estilos de vida, era muy reducida a pesar de ser la variable que tenía más efecto en la salud y que debería ser el foco en los esfuerzos que se realicen de promoción y prevención en salud.
Las posibles soluciones
A partir de estos informes, se han desarrollados numerosos estudios que confirman la importancia de los estilos de vida como determinantes de la salud y el sesgo presente en la distribución de los recursos en el sector salud, que prioriza la inversión en la asistencia sanitaria y deja reducido los recursos destinados para la promoción y prevención en salud.
En respuesta a ello, se ha propuesto dedicar mayor porcentaje de recursos a la promoción de estilos de vida saludables, prevención de las enfermedades y a la educación sanitaria; sin embargo, después de casi 50 años de dichos informes surgen varias preguntas:
¿Cuál es la realidad hoy en día?
¿Se ha logrado superar el sesgo a favor de la asistencia sanitaria, la cual se lleva la mayoría de los recursos?
¿Vale la pena invertir en la promoción y prevención?
En el 2016, la EPS Coosalud hizo una evaluación del impacto de dos de sus programas de promoción y prevención en salud, en miras de identificar si a partir de la prevención se ha logrado disminuir los costos de atención en niveles altos de complejidad. Los programas evaluados fueron “Mujer Segura” y “Más que Corazón”, dirigidos a pacientes gestantes y cardiovasculares, respectivamente.
Se estimaron impactos en varios tipos de atención: el costo de las atenciones niveles II y III del POS y en el costo y número de atenciones por persona de los siguientes servicios:
- ambulancias
- apoyo diagnóstico
- cirugía ambulatoria
- cirugía hospitalaria
- consulta médica especializada
- consulta paramédica
- hospitalización
- medicina domiciliaria
- urgencias
Se obtuvieron los siguientes resultados: para el programa “Más que Corazón”, se encontró una disminución de $893.730 en el costo total de las atenciones, así como en los niveles II y III de atención, disminuyeron en $195.269 y $804.526, respectivamente. De igual manera, se redujeron en 0,244 el número de consultas con médico especializado y una reducción de 0,00978 en el número de cirugías ambulatorias por persona, disminución de 0,0117 en el número de cirugías hospitalarias por persona y de 0,0182 en el número de atenciones por urgencias. La tasa interna de retorno (TIR) asociada al programa es de 119%.
Para el programa “Mujer Segura”: hubo un aumento en el número de consultas y exámenes, sin embargo, redujo los costos totales de la atención en $195.404. Y se presentó una importante reducción en el costo y frecuencia de hospitalización por obstetricia como consecuencia de la implementación del programa. Adicionalmente, se redujo el costo de cirugía hospitalaria en $49.761 y disminuyó en 0,0292 la frecuencia de uso de este servicio. Por último, como consecuencia del programa disminuyó en 0,00344 la frecuencia de uso de ambulancias, se redujeron en 0,0105 las consultas paramédicas por persona y el número de atenciones por urgencias disminuyó en 0,0299.
En este mismo sentido, Jiménez en el 2017, realizó una revisión bibliográfica con el fin de identificar el impacto de la gestión integral del riesgo en salud, en la financiación del sistema general de seguridad social en Colombia. En dicha investigación presentó la siguiente tabla (Imagen 4), donde sintetiza la reducción de costo por salud en intervenciones a nivel nacional e internacional. El ahorro es presentado en QALY (Quality-Adjusted Life Year), el cual es un indicador que combina el estado de la salud en cantidad y calidad de vida.
Escrito por: Catalina Aristizabal