Cuántas veces nos pasa que queremos algo, lo planeamos, pero a la hora de actuar nos asustamos o nos da mucha pereza empezar.

Muchas veces nos quedamos en la mitad de algún proyecto porque perdemos la motivación o porque sentimos que tenemos demasiados obstáculos para seguir.

Los dos pasos anteriores del cambio no sirven de nada si no tomamos acción. No importa qué tan conectado(a) estés contigo mismo(a), qué tanto silencio hagas para escuchar tu voz interior. Si no te paras del sofá y vas a hacer lo que quieres, no vas a llegar a ninguna parte.

El fracaso no es no haber alcanzado lo que querías, sino no haberlo intentado. La verdad es que cada vez que empezamos algo y perseguimos lo que queremos ganamos, sin importar si los resultados son los que esperábamos. A mí muchas veces no me han “salido bien” las cosas, pero al final, siempre hay algo que me hace más fuerte, más sabia o más feliz. Así que el solo hecho de haberlo intentado es un gran logro. Cuando tomamos acción el universo conspira a nuestro favor y cosas maravillosas suceden. Piensa la cantidad de veces que por haber intentado algo conociste a gente espectacular, conseguiste un trabajo que no esperabas, viajaste por lugares increíbles o simplemente pasaste un rato muy especial?

En el paso dos ya hiciste un plan, ahora aquí hay que tomar acción y lo mejor es que TODOS los días hagas algo en pro de tu meta. No importa qué tan pequeña sea la acción que tomes diariamente, si lo haces estás asegurando que tengas resultados. Todos los días revisa cómo estás frente a tu plan, y asegúrate de hacerle seguimiento.

Ahora, para que tomar acción se vuelva más fácil yo uso 3 cosas que me han funcionado mucho. La primera es siempre tener claro mi razón para querer cambiar. Encontrar un motivador interno que haga que tomar acción no se vuelva solamente algo bueno, sino necesario. Debes encontrar eso que te mueve a moverte, que te hace sentir que es de vida o muerte que actúes.

La segunda es buscar a alguien que se vuelva mi “accountability buddy” o mi amigo para rendirle cuentas. La idea es que le cuentes a alguien qué es lo que quieres lograr y qué tienes que hacer para lograrlo. Cuéntale tu plan lo más detalladamente posible. Llámalo de vez en cuando para contarle cómo te ha ido y pídele que él te llame también. Pídele consejos cuando las cosas no están saliendo como querías o cuando estás perdiendo el impulso. Tener a alguien de tu lado hace que la probabilidad de que termines se incremente.

La tercera cosa que me gusta hacer es tener un sistema de reconocimiento, es decir, auto-premiarme cuando logro metas importantes en el camino. El premio no es lo importante, pueden ser cosas sencillas. Lo que importa es que sean cosas significativas para ti y que te impulsen a moverte. También, cosas que te ayuden a sentirte mejor y a estar motivado(a) a seguir adelante.

Tomar acción se debe volver un hábito para aquellos que quieran dominar el cambio.

Si quieres que te ayude a tomar acción y a obtener resultados, te invito a que conozcas el curso virtual “La Maestría del Cambio” en este link. Ahí te doy herramientas para que puedas poner todo esto en práctica.

Tercer paso del cambio: TOMA ACCIÓN

Registro exitoso